Ha muerto Edmund Hillary, el hombre que por primera vez pisó la cima del Everest. Recuerdo perfectamente la explosión admirativa que provocó aquella gesta sin precedentes. Entonces la dificultad era realmente extraordinaria. Hoy, la preparación y los recursos técnicos han hecho que, sin que el peligro y el fracaso hayan desaparecido, los everistas se multipliquen. Lo acompañó, y lo ayudó, un personaje más bien bajito, modesto, que sonreía mucho. Se trata del serpa Tenzing.
Pienso que somos afortunados los que, a lo largo de la vida, siempre hemos tenido un Tenzing al lado. Unos padres, una mujer, unos amigos que se han hecho cargo de nuestra manera de ser y, en mi caso, de la voluntad de arriesgarme en un oficio poco convencional y de dudosos resultados. Y con el paso del tiempo, desde la juventud hasta hoy, siempre he encontrado un ten-zing en algún momento importante. (Ahora escribo tenzing en minúscula, porque ya he adoptado esta palabra como equivalente de amigo, de protector, de compañero estimulante).
Sería arduo y poco interesante para el lector llenar esta columna con una lista de nombres concretos. Quizá es más claro decir que el primer premio literario fue un tenzing para mí, me ayudó a caminar con más confianza. El amigo que durante unos años todavía inseguros me dio trabajo como publicitario fue otro tenzing. El periodista que me propuso, hace más de 30 años, publicar un artículo diario también lo fue. Mi hija Olga -el único nombre que voy a citar- es el tenzing con síndrome de Down que me ha hecho entender mejor lo que es la vida y cómo vale la pena vivirla con respeto por todas sus manifestaciones.
Cuando alquilé un piso para casarme y me exigían que pagara de entrada un año entero, apareció una tenzing amiga que me adelantó todo el dinero. Quien tuvo la idea de que yo era capaz de realizar entrevistas en la televisión -nunca se me había ocurrido- fue otro tenzing.
Y la editora que desde 1985 me apoya y me da buenos consejos literarios es una tenzing de larga duración. No he tenido nunca tenzings poderosos ni oficiales, pero sí miles de tenzings anónimos que me han animado leyéndome.
Este artículo quisiera servir para que todo el mundo tenga cinco minutos para reconocer a sus tenzings particulares. Pequeños o grandes.
Que no hayamos conquistado la cima del mundo no debe hacernos olvidar a los serpas que nos abrían caminos. =
I qui no reconegui 'tenzings' a la seva vida o és un superb o ha tingut molta sort (o mala sort, doncs normalment es converteixen en les millors amistats).
el Periódico © del día 11 de Gener de 2008.
2 comentaris:
Bon dia Esteve
No segueixo l'Espinàs, però aquest article fa reflexionar, molt. És molt bo.
Diue que qui te un amic te un tresor, diria que és més que això, no és pot quantificar, ni s'ha de fer. Senzillament és una bendicció.
Abraçades
Bon article, si senyor!
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